Mamá, sigo queriendo ser Wedding Planner


Hace mucho tiempo, casi cuando empecé a escribir este blog, hice un post que se titulaba "Mamá, quiero ser Wedding Planner". Acababa de terminar la carrera y me acercaba al "maravilloso" avismo que suponía enfrentarse al mundo laboral, y más cuando quieres dedicarte a la organización de eventos.

Hoy, casi dos años después, y tras haber trabajado en varias bodas, eventos y demás, sigo pensando que aunque de momento no haya llegado mi super oportunidad de poder vivir de esto, no me equivoque de camino. Casi todo el mundo que me pregunta, que a que pretendo dedicar mi vida laboral (ahora mismo me dedico a doblar camisetas y pantalones en una tienda) le sorprende que le diga que a organizar eventos, ¡bodas! La mayoría me dice, ¿pero has estudiado para eso? a lo que le acompaña ¿pero de eso hay trabajo? Pues sí querido amigo, he estudiado, me he formado, le he echado muuchas horas, y si, aún no me dedico a ello de lleno profesionalmente, pero ahí esta la esperanza. 

No os voy a mentir, he pasado una época en la que no veía la luz y mis días eran constantes bajones (sin ningún subidón) porque no estaba agusto con mi vida, no me motiva mi trabajo de dependienta, no veo oportunidades reales de ser Wedding Planner de manera activa al 100% si no es haciendome autónoma y empezando yo solita de cero... y la verdad que han sido unos meses malos, pero siempre se encuentra el apoyo necesario en la familia, mi consorte y mis amigas para ver las cosas de otra forma. 

Pero sí, yo le sigo diciendo a mi mamá que quiero ser Wedding Planner, que me encanta ayudar a las parejas a orientar su boda, a ayudarles a crear ese día que ni ellos, ni yo olvidaremos nunca. Que soy una ñoña, me encanta disfrutar del amor ajeno (y del mio, por supuesto), de ver esa ilusión en las parejas que van a dar el paso, sus nervios, sus angustias. Me encanta ser amiga, psicóloga (porque las wedding tenemos mucho de eso), ponerme nerviosa cuando hay una reunión con unos novios nuevos, con un proveedor... Pero sobre todo me encanta ponerme nerviosa el día de la boda, pensar que soy yo la que me voy a casar y que tiene que salir todo perfecto, llorar, si si, llorar como una magdalena, porque soy así, y es ver a una pareja mirarse de esas formas, ese amor pleno en el ambiente...que a mi se me pone un nudo en el estómago, me sube para arriba y acaba saliendo en forma de lagrimitas. Por eso siempre hay que ir bien provista de pañuelos para no acabar con ojos de panda en medio de una ceremonia. 

Pero sí amigo, esta difícil, en serio, es jodidamente difícil llegar a ser Wedding Planner en este país, pero yo siempre pienso que es el trabajo de mi vida y que no me cansaré hasta que acabe dedicandome a ello. Porque siento pasión por este trabajo, porque me llena plenamente,y porque me hace feliz, MUUY FELIZ. Asi que amigas Wedding Planners si teneis una vacante en vuestra empresa, pues aqui estoy yo dispuesta a dejarme la piel 100%, y hacer felices a muchas parejas. (no iba a dejar pasar la oportunidad de hacer campaña jajaja)

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